jueves, 29 de septiembre de 2011

VA POR TI PEPITO

Aquí me encuentro en casa, embutido en mis propios pensamientos ante este folio en blanco que intento rellenar de recuerdos. Pero no es fácil, a pesar de que que mi mente está llena de ellos, el corazón se aprieta fuerte contra el pecho y finalmente una lágrima sobrevive en mis ojos. Hay veces que casi no me acuerdo cuando llega el día de la efeméride, el estar inmerso en la dinámica de la rutina y normalidad de una vida que uno intenta sea lo más placentera posible, hace que te cueste más trabajo pararte a pensar en ese fatídico día que cambió para siempre nuestras vidas. Porque es simplemente eso, un fatídico día lo único que me viene a la mente después del transcurrir de los años.

No hace falta que sea una fecha señalada para tenerte en mi recuerdo, cualquier momento es bueno, cualquier vivencia personal hace que me acuerde de tu canosa barba tapando la sonrisa que siempre llevaste por bandera en todo momento. Por eso, este día en concreto sólo me recuerda a momentos de agonía y sufrimiento ante una cama de hospital esperando lo inevitable, por eso quiero olvidar ese recuerdo, por eso cada año intento que esas imágenes abandonen mi mente para quedarme solamente con los instantes en los que fuimos felices sin lágrimas ni lamentos.

Pero hoy me encuentro solo en casa con tiempo para volver a recorrer aquellos últimos momentos de vida que por un tiempo apagaron nuestros corazones. Involuntariamente he puesto música de Enrique Morente, aquella que tanto te gustaba escuchar en el cassette del coche y que supiste enseñarnos a apreciar, y sin mirar más adentro de allí donde se alojan los recuerdos me pongo a escribir, como tanto a tí también te gustaba. Por lo visto eso también lo he heredado de tí, buscar desahogo a aquellas cosas que nos emocionan, preocupan o estremecen de cualquier modo, a través de palabras escritas con la pasión de un ser que todo lo ve a su manera.

Recuerdo aquellas noches en vela que pasabas creando versos bajo la tenue luz de una lamparita de mesa que alumbraba tu despacho en casa. Luz atravesada por el humo de un cigarro que te ayudaba a buscar esa inspiración que a veces te faltaba. Cuántas noches me desperté al escuchar un ruido y te observé desde la oscuridad, atento a cómo gesticulabas con la lengua fuera cuando pluma en mano no parabas de escribir y de darle forma a tus sentimientos. Porque eso dice mucho de una persona, cualquiera no está hecho para expresarse con rimas y versos, haciendo de la poesía su lenguaje más versátil de mostrar pensamientos, hay que tener una sensibilidad y percepción especial de la realidad para ser poeta, hay que ser buena persona.

Escuchando los acordes de una guitarra flamenca y el quejío del maestro Morente, intento que sólo en mi interior haya buenos recuerdos, que las lágrimas se acaben para siempre, que pueda enseñar a mi hijo lo que tu supiste inculcarme a mí, los valores que siempre defendiste y te llevaste al lecho, las tradiciones que nos enseñaste y que hoy en día tanto valoramos, gracias a tí supimos hacernos los hombres que hoy intentamos llegar a ser, tanto yo como mis hermanos. Pero prometo desde aquí, que hoy dejará de ser un día triste para siempre, porque tu recuerdo no merece tristes momentos, tu recuerdo será vida para aquellos que dejaste aquí, y que una sonrisa abarque nuestros rostros cada vez que pensemos en tí y en tus versos.

Siempre suelo repasar lo que escribo y darle varias vueltas para asegurarme de que mis pensamientos adquieren coherencia sobre el papel, pero hoy no escribo desde la coherencia, por eso no lo haré, me dejaré llevar por los sentimientos que me embargan en un día así, porque lo que se escribe con el alma desnuda y el corazón abierto no puede tener faltas ni incoherencias en la vida, porque lo siento así, como lo expreso. Por eso cada noche rezo por tu alma, para que desde donde estés presencies las cosas buenas que nos acontecen, para que cada Martes Santo sigas acudiendo puntual a la Plaza de Sto. Domingo con tu bastón en mano

Quiero dejar este tema que acaba de sonar en el reproductor, ya que cuando este verano lo escuché bajo la brisa de los jardines de uno de tus sitios favoritos en la Alhambra, no pude reprimir otra de mis lágrimas al acordarme de tí.

Va por tí Pepito, no te olvido.


 

2 comentarios:

  1. Simplemente genial. Admiro la capacidad que tienes de expresar los sentimientos de manera que emocionen a gente como yo que nunca conocimos a PEPITO, como tu lo llamas. Poco a poco voy descubriendo el porqué de algunas de tus devociones, de algunas de tus aficiones y del poco tiempo que había pasado de ese "fatídico día" al día que nos conocimos. Espero que cumplas tu promesa y que, a partir hoy, la efemérides se convierta en un día feliz en lugar de un día de tristeza.
    Un abrazo.
    Fdo: Pajarillo

    ResponderEliminar
  2. Simplemente parece que se ha metido en tu alma para poder expresar como él las cosas que tu cuerpo alberga. Tienes el don de escribir, muy bien guardado estos años, pero has hecho que recuerde con tus palabras lo mas bonito que recuerdo de mi padre. gracias hermano.

    ResponderEliminar