jueves, 31 de enero de 2013

TERTULIAS DE BAR

Es muy de este país, lo de debatir todo tipo de temas en el sagrado local del barrio, llamado BAR. Allí, a un lado de la barra de la cantina, esa que pilla dándole la vuelta a la esquina de casa y que lleva por nombre normalmente el de su dueño, los parroquianos de turno deciden muchas veces temas de vital importancia. Desde críticas a la gestión política del Gobierno, hasta las alineaciones del Granada cada domingo, pasando por las milagrosas soluciones a la crisis financiera y su prima de riesgo. Es el carácter de este país, quizás no salgamos todos a la calle a reivindicar lo que es nuestro, pero sí que se buscan soluciones  a tan magnos problemas, con una caña en la mano y un buen golpe de nudillos (sello incluido) contra el desgastado mármol de la barra.
 
Y es que es donde mejor se solucionan los problemas, aclaradas las ideas con un par de tintorros, la clarividencia mental llega a uno como si de un rayo solar acampase en tu cara, y por fin, y tras el primer whisky aguado de la noche, uno llega a la conclusión de que su razonamiento es el único válido para solucionar el problema tratado. Sea de lo que sea de lo que se esté hablando.
 
 
Todo empieza de la misma manera, unos cuantos sujetos solitarios que se aferran al tubo de su vaso como oro en paño, comienzan a comentar en voz alta alguna noticia del periódico o que en ese momento sale emitida por la tele, que grasienta cuelga de la pared de una esquina de la tasca en cuestión. Y ahí comienza todo, algún pavo que con los ojos entrecerrados consigue sostenerse en pie gracias al apoyo de los viejos taburetes que hay a ese lado de la barra, que tras unos segundos de profunda reflexión, consigue argumentar la postura totalmente opuesta a la expresada de una manera feroz y hasta agresiva diría yo.
 
Esto hace reaccionar al pópulo, que ensimismado y absorto en sus propios problemas, allí se encuentran. Comienzan a hablar a voces para ser escuchados en tan intensa discusión, y al final, consiguen ir reuniéndose poco a poco en un semicírculo junto a la barra para poder tener audiencia ante el gabinete de crisis que allí se ha ido formando. El tabernero mira con un ojo medio cerrado porque no le gusta que a esas horas se monte mucho follón, los prefiere calladitos y sin opinión, pero ya son muchos años en el oficio, y mentalmente se frota las manos porque sabe que este tipo de tertulias hace que los presentes llenen y llenen sus vasos sin miramientos de la calderilla que les resta en sus bolsillos.
 
 
Es la tertulia de bar en su máxima expresión, pueden pasar horas de charla y discusión con la persiana ya medio cerrada, que lo que allí se cuece en esos momentos es para ellos de mayor trascendencia e importancia. Horas después desde que se llenase la primera y supuesta única cerveza de la tarde, la velada llega a su fin, y el fiel devoto al bar de su barrio, vuelve a casa sin tabaco y embriagado en el olor que dejan unas cuantas copas de whisky, y sin el dinero que le prometió a su mujer invertir en la compra del pan para la cena. Pero vuelve a casa con la satisfacción de haber aportado su granito de arena ante aquellos aguerridos tertulianos, que cada día como él, se congregan para dar soluciones efectivas a tan importantes problemas.
 
Hay que reconocer que a todos nos gusta una buena tertulia auténtica, sin moderador que sancione nuestras revulsivas ideas y hasta a veces nuestro lenguaje soez empleado en ellas, y sino, que se lo digan a los cofrades las horas que nos pasamos ante la barra de un bar o una casa de hermandad arreglando el mundo de las cofradías y más en la época que corre, en lo que vienen siendo auténticas Tertulias de Bar.
 
 

sábado, 26 de enero de 2013

EL PARTIDO DE LA SEMANA

Sevilla                                                            Granada CF

  • Fecha: lunes 28 de enero
  • Hora: 21:30
  • Estadio: Ramón Sánchez Pizjuán
  • Árbitro: Jesus Gil Manzano
  • Competición: 21ª jornada de liga

  • viernes, 25 de enero de 2013

    COMIENZA EL AÑO...

    Por fin pasaron los días en el calendario, los meses acabaron por consumirse como cada año y ya estamos una vez más preparados para comenzar con nuestra pasión. Sin duda a tan sólo unos días ya de la llegada del tiempo de Cuaresma, que este año ha querido regalarnos unos días y llegará un poco antes, la actividad cofrade comienza a entrar en su mayor esplendor y apogeo. Se acabaron las duras jornadas navideñas de comilonas y gasto, y comenzamos a ponernos en forma bajo los pasos.
     
    Pronto llegarán los pregones y carteles, conciertos, cultos y las calles olerán a incienso en los barrios. La maquinaria cofrade ya está engrasada, aunque en las cofradías de la ciudad ya lleven tiempo trabajando en lo que será la futura Semana Santa 2013, que aunque para los supersticiosos lleve número de la mala suerte, yo sueño que sea la semana perfecta. Aunque el momento más esperado para la rara estirpe cofrade llamada costalero, serán los ensayos, esas noches de frío y sufrimiento en el que nuestro cuello busca desesperado el calor de un palo.
     
    Y para ello, antes llegarán las igualás, esos actos de costaleros en los que como cada año nos reencontraremos con viejos compañeros de palo, amigos a los que sólo ves de año en año y en los que denotamos por los rostros el paso del tiempo que llevamos acudiendo a esas citas con los pasos. Reencuentro con abrazos, palmaditas y besos, caras nuevas a las que dar la bienvenida en la cuadrilla, y las ilusiones puestas en el palo como si del primer año se tratase.
     
     
    El otro día no tuve la suerte de poder acudir a la primera igualá del año en mi calendario, junto con mis hermanos de negro, esos costaleros de Dios que año tras año nos empecinamos en sacar El Silencio. Pero esta noche, el pistoletazo de salida en el Realejo lo pone La Cañilla, donde acudiré un año más al sitio que me vio nacer como costalero, y al que acudo con la humildad que allí me enseñaron tener. Allí las igualás son de arte y categoría, amenizadas con charlas de copa en mano se prolongan en la noche cobijados por el calor que ese rincón de la Calle Santiago sabe darle a su barrio.
     
    Y más allá de saciarnos esta noche, mañana sin descanso acudiremos a la última igualá que tengo señalada en el calendario. Regresaremos a la calle Escutia para volver a soñar con el Domingo de Ramos, a igualar en los nueve palos del Realejo, donde los hombres se forjan como costaleros, y la rocalla de la Cena se adueña del barrio entero.
     
    Pero por fin, tras esos puntos de partida vendrán los ensayos. Sacaremos las ropas de los armarios, recuperarán ese olor a madera tallada que han ido perdido con los lavados, esas zapatillas que tienes guardadas exclusivamente para esos momentos volverán a ocupar su lugar en el zapatero, y las fajas revolotearán por la habitación distraídas cada vez que las necesites en cada ensayo.
     
     
    Llegarán las frías noches de invierno en las que arrodillados en cualquier portal, haremos nuestros costales con la ilusión de un niño que comienza a soñar con los pasos. Endureceremos nuestros cuellos con el callo que nos acompañará hasta la semana de pasión, pasaremos grandes momentos bajo las parihuelas de ensayo, también alguno malo, y poco a poco acostumbraremos nuestro cuerpo a su postura favorita bajo los palos, endureciendo músculo y estirando brazos.
     
    Así acudiré esta noche a mi primera igualá de este curso cofrade que comienza para mí, con la ilusión que cada año me acerca a los pasos, porque sinceramente, para este humilde blog, hoy comienza realmente el año.

    miércoles, 23 de enero de 2013

    jueves, 17 de enero de 2013

    LA PRIMERA CHICOTÁ

    Hay un momento, que a pesar del paso de los años nunca he conseguido borrar ni quiero desde lo más adentro del sentimiento. Una sensación al más puro estilo cofrade y costalero, que guardo con empeño y a la que me aferro desde hace mucho tiempo para no perderla por nada, en esta ya cada vez un poco más larga carrera bajo los pasos que llevo. Es ese momento, de aquellos que se quedan grabados entre las escenas más selectas de la vida cofrade de cualquiera, es uno de mis instantes favoritos bajo los pasos, a pesar de que ya no pueda disfrutar de ellos.
     
    La mirada se vuelve ciega bajo su manto, la respiración entrecortada se acelera por momentos, la faja prieta recién puesta contribuye a la rigidez del cuerpo bajo el paso. Los músculos se tensan, y una fina capa de sudor comienza a abordar el cuerpo. A pesar de la oscuridad que invade el momento, la mirada se endurece sobre algún punto reconocible a través del respiradero. Y ese silencio, envuelve las almas de aquellos que ya estamos dentro. Es hora de que los nervios hagan acto de presencia, todo un año para esto.


     
    Del frío suelo de la capilla, consigue escaparse un ápice de aire fresco esquivando el pesado faldón que ayuda a coger algo de aire nuevo. Un atronador golpe de llamaor rompe el lúgubre silencio, buscando una reacción de aquellos que esperábamos atentos. Los cuerpos reaccionan inmediatamente sabiendo lo que hacer en cada momento, el crujir de la madera resopla en los cuellos, y una voz de capataz es devuelta por el eco del templo haciendo que con otro golpe de llamaor, la mesa que reposaba con los cuatro zancos en el suelo, se levanta velozmente del mármol, para caer de inmediato entre suspiros y zapatazos. Un estruendo metálico acompaña a nuestra cerviz terminando así con la tensa espera.
     
    Una nueva voz, manda poco a poco de frente, y con un racheo suave los faldones comienzan a mecerse avanzando lentamente. Se acabó el desgarrador silencio y comienza a sonar la más dulce de las melodías que se puedan escuchar bajo la mesa de un paso, un tintineo continuo que acompaña rítmicamente a los pasos de los costaleros que allí abajo batimos la primera batalla contra el palo. Esa caricia de bellotas contra el varal, de mecía de caídas y respiraderos, esa música celestial que en esos primeros momentos se apodera del sentido de aquellos costaleros.
     
    Sólo estás tu y Ella, o eso te hace creer ese hermoso ruido de metal suelto que se funde en comunión con tus creencias, y llegas a ver el rostro debajo de aquellos faldones en los que te encuentras, de la imagen a la que le rezabas minutos antes . El cuerpo se va soltando poco a poco, y aquel sonido de rechinar de varales inunda todo el templo, ensordece el murmullo que llega desde la calle y se funde con el racheo de alpargatas acariciando el suelo.
     
     
    Pasan varios minutos que se hacen eternos, no quiero estar en ningún otro sitio en ese momento, allí es donde la espera de todo un año se hace realidad, donde el sueño se vuelve sacro y donde me siento más cerca de Ella amparado bajo su manto. Abro despacio los ojos, cuadrado está el palio frente al dintel de la Iglesia, y un reflejo de claridad irrumpe en el oscuro momento. Entre pequeñísimas oquedades del respiradero se cuelan unos rayos intensamente bermejos y amarillentos, y los zancos se posan nuevamente sobre el suelo.
     
    Acabó el dulce momento, todo lo que vendrá a partir de ahora estará envuelto entre sones musicales y aplausos del gentío que acompañarán al cortejo durante todo el recorrido. Terminó ese instante íntimo entre Ella y el costalero, únicamente enturbiado por el acaramelado tintineo del palio. Cómo añoro esos momentos en los que tantísimo disfruté bajo sus varales, soñando con cera chorreada entre piezas de candelería. Hace más de 10 años que no tengo ese momento, y lo reconozco, lo echo mucho de menos.
     
    A todos aquellos hombres de Cristo y Misterio que este año podrán volver a llevar un palio, o que por primera vez podrán sentir esa sensación que melancólicamente describo en estas líneas, a todos ellos, disfrutad mientras podáis, porque puede ser la única y última vez que la sintáis.

    viernes, 11 de enero de 2013

    EL PARTIDO DE LA SEMANA

    Getafe                                                                              Granada CF

  • Fecha: domingo 13 de enero
  • Hora: 20:00
  • Estadio: Coliseum Alfonso Pérez
  • Árbitro: Alfonso J. Álvarez Izquierdo
  • Competición: 19ª jornada de liga