lunes, 30 de julio de 2012

FOTOS DE NOSTALGIA Y RECUERDO

El otro día me llevé una más que grata sorpresa a través de las redes sociales, y es que descubrí el destino que le había deparado actualmente al antiguo paso del Señor de la Humildad. Y según las fuentes que me lo hicieron llegar, el paso está al servicio de Santiago Apóstol en Villanueva del Ariscal, en pleno Aljarafe sevillano. Incluso los antiguos faroles que solían acompañar años atrás al Cristo de la Cañilla, han acabado en la mismísima Semana Santa de la capital hispalense, más concretamente, como faroles de cola del palio de la Virgen del Sol, que procesiona recientemente cada Sábado Santo por las calles sevillanas.



Quizás para muchos, este descubrimiento no tenga mucha transcendencia, y lo entiendo, pero para mí bastante, ya que se trata de las andas que me vieron nacer como costalero años atrás, aquellas que en su momento supieron ponerme en mi sitio cada vez que intentaba sacar pecho por lucir una camiseta que ponía costalero. Y es que estas fotos me han llenado de nostalgia en cuanto las he visto, me han transportado muchos años atrás en el tiempo, y me han inundado los recuerdos.

Aquél dorado reducto de paso, que durante años paseó al Señor por las calles de Granada, procedente del mismísimo Realejo, simbolizó una época en aquella humilde hermandad de ilusionantes costaleros que se peleaban bajo sus trabajaderas por hacerse un hueco en sus andas. Allí fue, donde me inyectaron el veneno de la costalería, donde pude hacer realidad muchos sueños de costalero de la infancia, donde aprendí a dar el paso definitivo de adormecido adolescente a hombre.

Bajo esos faldones comencé a forjar un sueño, y sobre todo, una devoción que perdurará eterna en mi interior. Fue mi manera de llegar a las cofradías granadinas, mi nueva forma de rezar, mi familia y mi divertimento durante una vez al año. En el poco tiempo en el que me escondí a través de sus respiraderos, pude aferrarme a una fe que tanto tiempo llevaba buscando, y aprender un oficio, del que hoy día, después de tantos años, sigo aprendiendo y buscando su auténtico sentido.



Los tiempos han cambiado mucho, las formas de andar y de trabajar bajo los pasos; los propios costaleros, hechos hoy día de una casta totalmente distinta a la de aquellos viejos pioneros en el mundo de la trabajadera. Son recuerdos que inundan de nostalgia mi ser, y de los que me enorgullezco enormemente, porque aquellos tiempos, fueron fundamentales para ir forjando el costalero que soy hoy en día, ni mejor ni peor, pero con unos valores muy distintos a los que cada día veo en este mundo, valores adquiridos en aquella época de combulsión costalera.

Y es que ese pequeño paso que tan grandes tardes y noches nos dio, quedará para siempre grabado en mi retina y en el corazón. Luego han venido algunos pasos más, otras trabajaderas y otros costaleros, muchas veces mejor que aquellas, pero nunca podré olvidar aquello que me enseñó la carga que debemos llevar aquellos que nos gusta rezar con los pies, y queremos estar junto a Él.

Aún suenan en mi cabeza las marchas clásicas de la época, Saeta, Oración, Pregonero, Salve Rey de los Judíos, y un sinfín de notas que me transportan debajo de aquél coqueto paso con el que un puñado de creyentes jugábamos a ser costaleros. Nunca olvidaré aquel pasito corto con el que transcurría la estación de penitencia, interrumpido únicamente por algunas zancadas algo más largas cuando la marcha rompía estrepitosamente, lo que daría paso a los cambios actuales.



Por todo ello, la nostalgia y el recuerdo me han llevado a escribir estas líneas, disfrutando tanto al ver de nuevo ese bendito paso que tantas cosas me enseñó. Lo he visto rejuvenecer a través de los años en estas fotos, como si estuviese más nuevo que hace 15 o 20 años, y me alegra poder contemplar que parte del patrimonio de mis recuerdos sigue vivo en algún rincón de Andalucía, procesionando con costaleros tras sus respiraderos y con sones cofrades tras él.

Dedicado a todos aquellos costaleros que tuvimos la suerte de compartir trabajadera bajo ese añorado paso, y en el que vivimos momentos inolvidables como costaleros.

miércoles, 25 de julio de 2012

EL FOLIO EN BLANCO

Pasan las horas, los días, incluso semanas, y aquí permanezco delante de un folio en blanco al que aferrarme para poder superar mis miedos. Pero tras observar el discurrir del paso de las manecillas del reloj de pared, este folio virtual sigue en blanco. Han pasado muchos minutos, quizás horas, y ensimismado en mis miserias continúo con los dedos sobre el teclado, inmóvil, sin poder utilizarlos.

Pasan ya muchos días y no aparece ninguna nueva entrada en el blog, el folio sigue en blanco, carente de inspiración, incapaz de darle la forma que otras tantas veces supe modelar a mi manera, de expresar tantos sentimientos y maneras de vivir, pensamientos a veces irracionales que navegaban a la deriva en mi cabeza. No consigo conectar con mis manos como hasta hace poco lo hacía, un muro en mi interior bloquea mi destreza, y esa maldita inspiración se enfrenta a mis deseos de empañar ese maldito folio en blanco que mina mis ánimos.



Es cierto que puedo vivir sin llenar estos renglones de idioteces o desvaríos que en muchos momentos de escasa lucidez bombardeo normalmente este portal manchado de sin razón. Pero eso me hacía feliz, poder destripar a través de las palabras mis más íntimos anhelos, me reconfortaba hasta sentirme pleno. Se que quizás no mereciera tanto la pena para el lector, pero a mí me servía de reconfortante terapia ante este machacado teclado de ordenador.

Imagino que los más grandes escritores y duchos en la prosa y el verso, pasaron en algún momento de sus vidas por la falta de inspiración, la carencia de buscar una razón en sus palabras, en la construcción de sus frases. No es que me compare con ellos, por supuesto, pero me consta que algún que otro bloguero como yo, de esos que intentan desmenuzar sus aficiones y pensamientos en un espacio más que íntimo y personal, también pasaron por estos trances tan incómodos.

Y lo cierto es, que a menudo en esta cabecita loca mía, me siguen bombardeando algunas ideas merecedoras de ser plasmadas en este maldito folio en blanco, pero intento guardarlas como oro en paño, incapaz de darles salida una vez que me pongo y las rescato, me falta darles conexión, sentido y enfocarlas en una misma dirección.



Quizás sea este calor estival el que no me deja pensar con claridad, la distracción de los días de vacaciones, o la monotonía diaria en el trabajo las que me impiden ver con nitidez el revoltijo de ideas que pululan en mi cabeza. Quizás sea esta insolente situación que azota el país, la falta de medios, o ver como se achica a pasos agigantados nuestro nivel de vida, los que pongan freno a mi inspiración, o quizás la rabiosa impotencia al ver cómo las personas responsables de guiar nuestro país se ahogan en sus propios vómitos políticos. Quizás sea una mezcla de todo eso, no lo se.

Pasan ya muchos días, y la luz de este guardabrisas se oculta agazapada de su propia sombra en esta indómita oscuridad de la inspiración. Continuas han sido las veces que me envalentoné ante este folio en blanco, y las mismas las que me ganó la partida últimamente, dejándome fuera de juego, totalmente k.o.

Pero hoy me ví con fuerzas, no quise pensarlo mucho y me dispuse a dejar atrás mis días de tinta seca, y lo primero que se me pasó por la cabeza, han sido estas primeras líneas después de algún tiempo, no se como se portarán ante tu visión, querido lector, pero no pienso echar la vista atrás y repetir el proceso, ahí queó. Porque esta llama consume otra vez el lánguido pabilo, dando un poco más de luz a este guardabrisas que espero siga alumbrando mis pasiones durante mucho más tiempo. Por fin pude borrar este dichoso folio en blanco que me miraba desafiante cada día, y creo que algo dentro de mí, ha vuelto.


lunes, 2 de julio de 2012

LA OTRA ESPAÑA

Suena la radio del despertador, y mientras consigo desperezarme poco a poco, los sonidos que me llegan no son los habituales de una mañana de lunes. Desde la cama, voy tomando conciencia de lo que escucho, y por fin, consigo darme cuenta de que las voces que escucho desde el otro lado de las ondas suenan contentas, las risas y las bromas acaparan los primeros minutos de radio que consigo apreciar de este lunes extraño. No es lo normal, son ya algunos años en los que las primeras palabras de mi jornada se empañan con noticias catastróficas y pesimistas sobre la situación económica del país.

Pero hoy es distinto, por fin en mucho tiempo, no escucho pronunciar palabras como prima de riesgo, crisis financiaera, rescate de los bancos, y un largo etcétera de términos incomprensibles a los que últimamente nos estamos acostumbrado demasiado. Hoy escucho hablar de nuestro país en otros términos, se habla de espectáculo, orgullo, pasión, y de España con la boca llena, por fin están todos contentos.


Es lo único que nos queda que pueda llegar a levantar las ilusiones de un país aletargado por la desastrosa situación económica que nos desola. El fútbol se ha convertido en el punto común de una población, que necesita más que nunca de excusas que nos saquen de el contínuo pesimismo que nos inunda. Durante un par de horas, cuando el balón está rodando bajo los pies de jugadores españoles, la gente se olvida de la falta de trabajo, de que las posibilidades de llegar a fin de mes son cada vez más escasas, y de todas sus miserias, mientras un grupo de jóvenes nos llenan de emoción y orgullo por unos colores.

Así mismo, las victorias de nuestra selección sirven de nexo de unión para una sociedad rota, las victorias se celebran inundando de gente las calles y plazas de todos los rincones del país, ciudades o pueblos. Todo el mundo lo celebra por igual, sin importar en esos momentos de qué partido político seas ni qué religión profesas. Los éxitos de la Selección Española de Fútbol son los únicos momentos en los que una nación tan controvertida como España en todos los sentidos, es capaz de unir a todo el país por una misma pasión, por unos mismos colores.

Y es que es impresionante lo que estamos viviendo con esta generación de futbolistas españoles, posiblemente estemos ante un equipo que no sólo bate récords en nuestro país, sino que está marcando un hito en el fútbol mundial. El combinado español está compuesto por una serie de futbolistas de una calidad magnífica, pero sobre todo, de una calidad humana excelente. La humildad y el saber estar son rasgos que los caracterizan, contrastando una vez más con la calaña política de nuestro país.


La de ayer, fue la otra España, ajena a todo lo que nos adolece durante unas horas. Alivia ver cómo nuestros deportistas distan mucho de los valores y principios que rigen en nuestra nación, ellos están consiguiendo poder lavar un poco la imagen que desde aquí damos con las corruptelas de nuestros políticos, jueces, e incluso de miembros de la Casa Real Española. Ellos están manteniendo viva la esperanza en España como país, para que podamos seguir confiando en una nación que no debemos dejar morir.

Por ello, debemos sentirnos orgullosos de haber nacido aquí, de unos colores que de los que no debemos avergonzarnos en ningún momento, porque sigue habiendo gente que los defiende más allá de nuestras fronteras, gente de honor que nos seguirán haciendo vibrar cuando vuelva a rodar la pelotita, y poder olvidarnos de todos los problemas que nos arrecian en estos tiempos tan difíciles, y sobre todo permanecer unidos. Por todo ello, enhorabuena a ese gran equipo de leyenda, y ansioso ando para poder volver a disfrutar de ellos dentro de un par de años, cuando volvamos a la conquista del mundial.