martes, 31 de mayo de 2011

lunes, 30 de mayo de 2011

LA AUSENTE PEREGRINA

Ya sólo quedan 4 días para que el Simpecado de la Hermandad de Granada inicie su camino rumbo a la Aldea del Rocío. Y es a tan pocos días del comienzo, cuando en la cabeza me rondan recuerdos de ese camino, sensaciones que pude experimentar años atrás, sentimientos encontrados con alguien llamado Rocío. Y es que esos melancólicos recuerdos se vuelven pesarosa tristeza, este año no habrá sueños de Peregrina, la carreta se quedará afligida en la cochera al ver que no hay tractor que venga a por ella. Este año no lucirán flores en sus ventanas y balcones, ni habitarán por sus rincones llenos de arena, la ilusión de una familia incondicional a la imagen rociera.



Es cierto que yo no tengo tantos caminos como ellos, pero también es mi familia, de ella aprendí todo aquello que te puede aportar el camino. Así que este año, "La Peregrina" no podrá ver su salida, ni sentir el crujir de las ruedas tiradas por grandiosos bueyes, no esperará impaciente agolpada en la Gran Vía, ni vivirá la primera noche de acampada rodeada de su gente de Granada. Este año no podrá recorrer los kilómetros y kilómetros de autovía que nos separan hasta que se llega a los caminos y veredas que atravesarán el resto de carretas que escolten a los cientos de peregrinos que recorran el camino.


Siempre resultó más latoso acicalarla y engalarla por el trabajoso esfuerzo que suponía ponerla en marcha, pero es cierto que a estas alturas y sin poder habitarla, se añora tanto estar trabajando en ella y en sus entrañas. Este año el camino transcurrirá sin su más bella Peregrina, aquella que sin ser la más grande, ni la más decorada, ni siquiera la más bonita, para nosotros era nuestra esperanza, porque en ella estaban puestas nuestras ilusiones, nuestros anhelos y nuestras pasiones, en ella habitaba sobre todo, el más importante de mis amores.

Así que tendremos que impartir consuelo a esa Peregrina flamenca, que se perderá las puestas en marcha de madrugada, el calor de una candela cuando aparece el relente, el sonido de las sevillanas, el rumor de su gente. Añorará las voces quebradas entre sus paredes, los sonidos de cajón y guitarra entre la gente, las visitas que tanto le gustaban, y seguramente, echará de menos no adentrarse en la arenosa Raya en Doñana, el ser empujada por el tractor continuamente y el recibimiento en el Ajolí antes de hacerse presente en la Aldea de sus sueños.

Al igual que ella, todos echaremos en falta descansar por fin al ver el rostro de la Madre al llegar a la Aldea, el sentir la humedad de sus marismas adentrarse en la Ermita, sufrir la arena que se aloja en las desgastadas botas, y sobre todo el rezo ante su verja. Este año haremos el camino en la distancia desde nuestros corazones, acompañando en el alma a aquellos afortunados que se acercan al Rocío, a todos aquellos que cruzarán a Coría del Río en barcaza, a los que empujarán el Simpecao de Granada para sortear en Villamanrique la escalinata, a los que acudan a la presentación con Granada, y sobre todo con aquellos que serán bautizados en el Quema y pasarán a ser sus hijos para siempre.


Suerte y buen camino a aquellos que os aventurais a acudir a la llamada de la Virgen del Rocío.

lunes, 23 de mayo de 2011

PATRONA DE CAPATACES Y COSTALEROS

Hace un par de días, más concretamente el 21 de Mayo, se celebraba el sexto aniversario de la primera salida de Santa Rita, aquella en la que tanta gente participamos con la ilusión desmedida del mes de Mayo. Y quiero recordar esta efeméride, porque creo que ninguno de aquéllos que fuimos partícipes en tan emocionante evento se olvidará jamás de tan entretenida experiencia alrededor de una Santa. Quiero recordar cómo se fue fraguando en la barra del bar León aquella idea, que en sus comienzos parecía una locura o un simplemente un juego, y finalmente fue cogiendo fuerza con el paso del tiempo hasta que nos acabamos creyendo que Santa Rita saldría a la calle con el beneplácito de los Hospitalicos.


Al final la hermandad de Santa Rita se volcó con el proyecto, en el cual muchas personas que éramos ajenas al movimiento nos convertimos en partícipes de su primera salida. Recuerdo reuniones en el León organizando todos los detalles de aquél nuevo proyecto, por supuesto, en cuanto tomé conciencia de la realidad del mismo fui de los primeros que inscrito figurara en la lista de costaleros. Aquello cogía forma a una rapidez vertiginosa, Joaquín León a la cabeza comenzaba a organizar toda una hermandad en la calle, cosa a la que ya nos tiene acostumbrados, Jorge el Negro y Rafa Alcalá asumían el mando como capataces, y un sinfín de costaleros llegados de todas partes se inscribían al nuevo proyecto.


Creo que aquello fue lo más bonito de todo, la igualá en la casa de hermandad de la Esperanza, allí donde confluyeron costaleros de todas las cofradías y hermandades de Granada, ver gente de todos los barrios, de todos los pasos, ya sean de palio o de misterio, de silencio o de gloria, todos juntos ante un nuevo reto. Y así fue como recuerdo que fue surgiendo todo, el ambientazo que se fue viviendo en los prolegómenos a aquél 21 de Mayo de 2005 que fue espectacular.



Recuerdo estar rodeado de grandísimos costaleros que habitaban los pasos de nuestra ciudad, y sobre todo fue un movimiento costalero para grandes capataces de Granada. Vimos cómo muchos de los capataces que por aquellos entonces capitaneaban los martillos por nuestros barrios se enfundaban el costal para ser partícipes de aquélla experiencia. Recuerdo que por todo aquello, sobre la misma barra donde se fraguó todo, salió a relucir la idea de nombrar a Santa Rita patrona de Capataces y Costaleros.


Se formó la cuadrilla mas heterogénea de la ciudad (salvando las distancias con la del Corpus, por supuesto) compuesta por costaleros que hacían de capataces y capataces que hacían de costaleros. El ambiente que se vivió allí debajo aquél 21 de Mayo fue espectacular, rodeado de buena gente y grandes amigos, incluso sirvió para forjar nuevas amistades y para que algunos pudiéramos hacer nuestros pinitos con el costal. En fin, se reunieron una serie de circunstancias para hacer de aquella salida un evento especial para todos aquellos que participamos en él.

Es cierto, que el año siguiente tuvimos la suerte de repetir y la convocatoria fue aumentando en gente debido a la repercusión que tuvo ese primer año, pero aquello terminó ese mismo año, no fue más allá. Para decepción de muchos que disfrutamos y creímos en esa idea, fue breve pero intenso. Orgullo de poder estar en aquel ensayo en la casa de hermandad de la Esperanza, de asistir a la igualá inolvidable del Gustav Klimt, de ayudar al ilusionante montaje del paso, de compartir trabajadera con buenos amigos y con tan grandes capataces y costaleros, y sobre todo, por el paseo que le dimos a los dos metros de Santa por las calles de Granada desde los Hospialicos.

Hay que agradece la labor que por entonces hicieron hermandades como la Esperanza, la Victoria, el Nazareno y un largo etcétera, sin la cual, aquel sueño de Mayo no hubiese podido salir adelante. A pesar de los seis años transcurridos desde entonces, cada vez que nos juntamos un grupo de costaleros de los que participamos aquellos dos años, recordamos arduamente aquellos maravillosos momentos vividos en torno a la salida de Santa Rita. Tuvo hasta su himno, ese que todos cantamos cuando añoramos esos momentos.



P.D.: Dedicado a aquéllos que fuimos partícipes de esa primera salida de Santa Rita, y sobre todo a aquellos sin los cuales no hubiese sido posible aquel encuentro.

Santa Rita, Rita, Rita, Rita...

miércoles, 18 de mayo de 2011

NOCHE DE SILENCIO (CRONICA DEL JUEVES SANTO)

La jornada del Jueves Santo supuso el punto de inflexión entre una Semana Santa radiante y pletórica, como aconteció hasta el Miércoles Santo, y otra muy distinta en el que las tormentas plagadas de agua y las lágrimas bajo los templos coparon la actualidad cofrade de lo que sería la tónica a seguir hasta acabar la Semana el mismísimo Domingo de Resurrección. La verdad es, que la tarde del Jueves Santo comenzó algo arriesgada y torera, ya que a pesar de las previsiones de lluvia que pronosticaban los servicios meteorológicos, las hermandades de esa tarde se lanzaron a la calle en cuanto un claro de nubes y algún rayo de sol acariciaba las puertas de sus iglesias. Fue entonces cuando el Albaycín, sediento de ambiente cofrade, se lanzó a la calle acompañado por la tempranera hermandad de los Salesianos en el Zaidín. Como era de suponer, el agua hizo presencia de manera abundante en las calles de nuestros barrios, haciendo que las hermandades albaycineras forzaran su regreso volviendo tras los pasos recorridos desde su salida. Los Salesianos no tuvieron tanta suerte y se vieron obligados a buscar refugio en un parapetado Palacio de los Congresos, hasta que buscaron un momento propicio para volver de regreso con sus pasos.



Pero la noche del Jueves Santo se fue aclarando poco a poco, las nubes rojizas iban despareciendo del cielo, conforme se iba acercando la medianoche no quedaba más humedad en el ambiente que la que nos proporciona el paso del Darro acariciando los cimientos de San Pedro y San Pablo. La incertidumbre se dejaba ver en el ambiente, pasamos de una desilusión desmedida durante el día por el contratiempo del agua a empezar a creernos que aquellas nubes se alejarían lo suficiente para que el Señor de la Misericordia nos bendijese con su rostro un año más por las calles oscuras y silenciosas de su ciudad.

Uno de los mejores momentos de cada Semana Santa, es avanzar por la Carrera del Darro vestido de costalero de negro, haciendo uso de tus pensamientos más intensos a la vera de un río o un puente viejo, la cabeza gacha con la mirada fija en cada adoquín irregular del camino vas llegando al lugar de encuentro, y sientes orgullo de cómo los hermanos del Silencio se acercan a su Templo de manera respetuosa y callada a su destino. Los nazarenos de esparto y negro intenso van apareciendo en el camino, miras hacia arriba una vez más y te cercioras de que sigue mejorando el tiempo, que la luna llena acaricia con su reflejo a una Alhambra despierta todavía, para acompañar al Señor del Silencio en su transitar hacia el centro del Reino.

El respeto y el silencio siempre acompañan a esta hermandad, impresionante cuando uno abandona la ruidosa sacristía y se adentra en la oscuridad del interior de San Pedro. Sólo unos hachones inmensos iluminan su rostro sin vida dentro de aquél templo. Ha llegado la hora, el reloj de la Iglesia nos anuncia que aquellos que creemos en Él vamos a su encuentro, la medianoche se adentra por las puertas recién abiertas del templo. Es difícil describir con palabras lo que llegamos a vivir en aquellos momentos, a pesar de la numerosa gente que componen el cortejo, sientes que sólo estáis tú y él allí dentro, que entiende y escucha tus plegarias. Observo ensimismado su rostro sereno, su cruz de taracea, sus pies amoratados, su escuálido pecho ensangrentado, y recuerdo las razones por las que estoy allí. 

Un rechinar de cadenas sobre los azulejos me despiertan de mi pensamiento absorto en Él, ya está postrado junto al dintel, y comienza a reclinar su torso para dar comienzo a su salida, y encontrarse una vez más con su pueblo, ese que espera expectante y agazapado en unas calles reinantes de oscuridad y melancolía. El tambor anunciante avanza ya por su Carrera, y el costalero de negro impregnado de su silencio comienza su particular  rezo bajo los pies del Señor del Silencio.

La madrugada avanza en su discurrir habitual, el cortejo impresionante llena las calles de negro, la calzada se impregna de cera a su paso, y el rachear del féretro paso avanza dispuesto hacia la Catedral. Y será muy cerca de allí, donde las nubes se conjuraron para anunciarnos en forma de gotas de agua, que será su voluntad la que impida que prosigamos esa madrugada de Silencio, que será en los muros catedralicios en los que descansará por esta noche, que por hoy no hay más. El rachear costalero se intensifica entonces desde ese momento, haciendo de una valiente chicotá, la llegada del Señor del Silencio buscando refugio en la Catedral. Y allí permanecerá lo que queda de noche, abandonando el templo con un nudo interno me encuentro, pero sabiendo que tal y como está el tiempo será lo mejor, que no quedará en mala compañía, pues el Santísimo velará por su imagen hasta que sus hijos podamos volver a su encuentro.



viernes, 13 de mayo de 2011

CRONICA FOTOGRAFICA DEL MIERCOLES SANTO (2ª PARTE)











CRONICA FOTOGRAFICA DEL MIERCOLES SANTO (1ª PARTE)

Debido a un problema con Blogger y sin saber muy bien porqué han desaparecido las dos últimas entradas que había publiado en el blog. Intetaré volver a publicarlas tal y como estaban, aunque no aseguro que sean fielmente iguales a las anteriores. Espero que disculpeis las molestas por estos contratiempos ajenos a mi voluntad.

Gracias.