martes, 2 de noviembre de 2010

RECUERDOS DE BAMBALINAS

Hay veces que en mis sueños irrumpen sonidos de antaño, sonidos que me recuerdan a épocas pasadas, experiencias ya vividas, sonidos evocadores que resuenan en mi cerebro como un tintineo, un rachear le acompaña. Sonidos que me estremecen nada más escucharlos, el choque del terciopelo con la fina orfebrería que se va meciendo con un dulce movimiento. Esos sonidos que inundan mis mejores sueños, son los sonidos que desprenden las bambalinas de un palio al verse en movimiento. Benditos sueños y benditos recuerdos aquellos que desprenden de mí un sentimiento, ese sonido que se grabó en mi corazón nunca dejará de aparecer en mis sueños, o por lo menos, eso espero. 


Atrás quedaron esos escasos años en los que experimenté ese sentimiento tan intenso bajo tu manto. Desde el primer momento derrochaste tu Paz a mi interior, en la cual me sentí siempre tu hijo, y sin distinción me acogiste en tu regazo para convertirme en costalero entre tus manos y resguardarme del mundo entero bajo tu palio. Cómo llegué a sentirme parte de tus lágrimas el Domingo de Ramos, que tras tu hijo sentado en una Burra, caminábamos para llegar a Granada a través del Gran Arco, y abandonar tu casa en Elvira que con el tiempo tanto añoramos.

Contigo aprendí a ser costalero, a sufrir y al divertimento, a sentirme por primera vez hermano, a arrimar al que llevamos al lado. Gloriosos los años que viví con un magnífico grupo humano, lleno de grandes amigos, de maestros y muchos costaleros  de los que escriben su nombre con mayúsculas en el firmamento de los buenos. A pesar de que duró menos de lo que ambos deseamos, en el corazón llevo grabado tu nombre y en el pecho el orgullo de haber sido tu costalero.

Recuerdo sobre todo ese tintineo, el roce de la plata entre mis dedos, el peso de San Andrés sobre mis hombros y el gozo de un abrazo hermano y sincero ante tus ojos. No me avergüenza reconocer que ante tí derroché mis primeras lágrimas como costalero, que por fin conocí lo que es formar parte de un grupo auténtico y verdadero que se unía ante una misma fe. 

Por lo que ya, solo me queda en el recuerdo la llamada de una paloma plateada que planea sobre la Alhambra, que nos avisa que sobre nuestros hombros está la Madre que va rezumando Paz por toda Granada.


Dedicado a una magnífica generación de costaleros, y al maestro que confió en mí y que tanto me enseñó.

1 comentario:

  1. que bonito fue poder tener a nuestro lado tu compañia por que entre todos se consiguio llenar de paz los corazones de muchos granadinos y lo mejor es que ya nadie lo podra borrar de aquellas retinas que gozaron con el rachear pausado,el sonido de bambalinas y sobre todo la luz de un divino rostro que derramo su felicidad por que debajo de su mando tenia un buen grupo de amigos. Gracias y mil gracias y solo puedo darte las gracias por lo maravilloso que vivi a tu lado

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