miércoles, 10 de noviembre de 2010

Por amor te conocí, Rocío

He de reconocer que hubo un tiempo en el que fui bastante susceptible a acercarme a tu imagen y fe, a pesar de mi creencia como cristiano, y a mi fe como cofrade, acostumbrado a ser devoto de imágenes que procesionan públicamente ante el fervor popular, he de reconocer que siempre me costó el entender la devoción que tantísimas personas te profesaban. Y fue ante esa posición equivocada que yo tenía para contigo, que un día un rayo de luz y esperanza nacido de entre tus peregrinos, salió de tus arenas para tenderme la mano y postrarme ante tí, Rocío.


La verdad es que todo surgió por amor, por perder la cabeza ante la belleza y el esplendor de una tez morena con sonrisa angelical y una pose tan gitana, que demuestra con sus movimientos cuando oye sonar unas sevillanas de algún coro rociero. Agarrado de su mano llegué a tu aldea, y aunque con mis temores de lo que allí puediera yo encontrarme, todo se disipó cuando por primera vez entré en tu casa, en esa blanquecina ermita. Algo me dejó pasmado, algo de lo que decían era cierto, había algo en tu rostro que serenó mi ahogo, y mirándote fíjamente a los ojos pasaron los minutos, las horas o los días, qué se yo. El reloj se paró en aquella recóndita ermita y solos quedamos tu y yo, el bullicio de la gente que nos acompañaba no nos molestó, ni la arena que cubría el suelo de aquel templo no impidió que de rodillas te rezara, y ante tí derrochara por primera vez una lágrima.


Pero ese pellizco que causaste en mi corazón no cesó ahí, pude volver a contemplar las marismas que bañan la orilla de tu reino, pude compartir esos rezos entre cantos y guitarras a la madrugada, y poco a poco te conocí.
Ese amor loco por unos ojos marrones, me llevaron a tu vera, y me enseñaron la grandeza de tu fe, de querer compartir contigo todos esos momentos que tantos y tantos rocieros me narraban y yo no alcanzaba a creerlos.

Pero todo cobró sentido el día que me decidí a hacer el camino. Todas aquellas plegarias y rezos se llenaron de inmediato dejando atrás su vacío, acompañadas por un sinpecado granaíno, iban forjando una fe, una creencia y un destino. El camino me enseñó tanto, al que todavía tengo tantas cosas que agradecer, que espero que algún día quede saldada mi deuda, y pueda volver, a acompañar ese sinpecado hacia a tu aldea, y me de el privilegio de ver desde la fina arena de la raya ese hermoso amanecer.


Añoro esas noches de luna intensa, con una lumbre que nos resguarde y una guitarra que nos acompañe, oyendo voces ya quebradas del camino, te enseñan otra belleza inspirada en letras rocieras que muestran el cariño y el amor que te profesan, y que hacen comprender la raíz de un arte lleno de puro sentimiento. Los días pasan y pasan en el camino, ni las rozaduras de las botas ni el cansancio matutino impiden que el sinpecado tirado por enormes y nobles bueyes pierda nunca su ritmo. El polvo se apodera de nuestras gargantas, pero el rezo es contínuo, y siempre una mano amiga se acerca para darte una palmada en la espalda u ofrecerte un buchito de agua.


Y tanta belleza que uno ve en esos inmensos parajes, que las fuerzas se reponen con firmeza, y la emotiva llegada a tu aldea no me reconforta, porque significa que todo llega a su fin, que el transcurso de este duro peregrinage tiene las horas contadas, que atrás quedaron kilómetros de rezos y pensamientos agarrado a una rueda de madera, atrás quedó el polvo que inundó mis ojos, esperando volver a verte en tu refugio marismeño, y por las calles de la aldea bajo los hombros almonteños.


P.D.: Dedicado a la mujer que me enseñó el camino al Rocío, y a su familia que me acogió en su seno abriéndome las puertas de su carreta y que tanto me enseñaron de este arduo peregrinage.

1 comentario:

  1. Muy emotivo sin duda. Tus primeras horas en El Rocío, que tuve la suerte de vivir contigo, en las que no te importó irte aconpañado tan solo con tu cámara de fotos, a contemplar a la Virgen y a todo lo que hay alrededor de Ella ya anunciaban tu forma de "vivir" El Rocío. NO olvides nunca esas primeras sensaciones ni el motivo de todo este "tinglao". Espero poder compartir con vosotros otro camino.

    ResponderEliminar