El domingo comenzó a muy temprana hora, el madrugón poco usual en un día como este hizo que me cargara de energía mientras transitaba las desiertas calles mojadas de la ciudad. Después de hacer una pequeña parada para recoger a mi hermano de palo, nos dirigimos directamente a nuestro objetivo en esa mañana de domingo, que no era otro que ese bendito barrio del Realejo. Mientras caminábamos a su encuentro cargados con costal y bolsas llenas de comida, nos íbamos cruzando con otros compañeros que ese día se convertirían en costaleros solidarios. Así llegamos al Campo del Príncipe, recibidos por un chocolate caliente y una clásica Maritoñi entre un gran ambiente, y con los furgones recogiendo alimentos desde muy primera hora de la mañana.
Unos cuantos escogidos nos dirigimos a bajar la parihuela preparada para el evento desde la sede de Favores en San Cecilio. Una vez allí, comenzó lo que probablemente sería la igualá más multitudinaria que ninguno de los capataces del Realejo habría hecho en su vida. Comenzó a llegar gente de todos los rincones de la ciudad, todos ellos costaleros con un objetivo, ayudar. Muchas caras conocidas del mundillo, amigos, hermanos, y otros tanto que se fueron sumando a tan magna igualá. Los capataces se fueron distribuyendo la función de igualar a todos aquellos corazones solidarios que se acercaban al ensayo.
Una vez que todos fueron encontrando su sitio, las cinco cuadrillas que componían un total de más de 180 costaleros, se dispusieron a dar el pistoletazo de salida al evento. Comenzó el recorrido acompañado por las bandas del barrio, tanto el Dulce Nombre como Tres Caídas estuvieron a la altura del evento, y aportaron su granito de arena a este Ensayo Solidario. La gente debajo del paso se fue soltando para deleite de la gente que poco a poco se iba acercando a la enorme comitiva que recorría las calles del barrio camino del Ayuntamiento.
Se sucedieron costeros, izquierdos, pasitos para atrás e incluso alguna levantá al compás, que hicieron que el ambiente fuese estupendo alrededor de la parihuela. El sol hizo acto de presencia, convirtiendo a la mañana perfecta para realizar el ensayo solidario. Los furgones de cola seguían recogiendo alimentos sin parar, la gente se acercaba cargada de bolsas y buenas voluntades, llamadas por la atención que el jolgorio de la parihuela y las bandas iban haciendo a su paso por las calles de Granada.
Me encantó ver gente conocida y amiga acercarse con su aportación a la causa, gente de las cofradías de toda la ciudad, costaleros que decidieron no salir pero si colaborar, y mucha gente ajena a la Semana Santa con ganas de ayudar a los más necesitados. Y así fue transcurriendo el Ensayo Solidario, en un ambiente estupendo cargado de buenas intenciones, en el que los verdaderos protagonistas fueron los alimentos que se obtuvieron. Se que quizás el acto haya sido algo criticado por todo el jolgorio montado, pero hacía falta hacer mucho ruido para mover a la gente, para sacarles un pellizco y hacer que colaboraran por una causa tan digna como esta, y aunque haya muchas más formas de hacer las cosas, esta ha sido una más, y muy pocas funcionarán tan bien como la de ayer.
Y así se llegó al Campo del Príncipe nuevamente, con la satisfacción de saber que el objetivo estaba más que cumplido, más de 5.000 kg fueron recogidos en las escasas horas que duró el evento, gracias a la aportación de todos aquellos que quisieron ayudar con la causa, gracias a las empresas que participaron y ayudaron a hacerlo posible, a las hermandades del Realejo, Grupos Jóvenes de dichas cofradías por estar ahí dando el callo, capataces y miembros organizadores, bandas y costaleros, pero sobre todo, gracias a todos los que colaborasteis con vuestros alimentos. Porque gracias a días como ayer, muchas familias podrá acercarse a Parroquias y Conventos a pedir algo de comer para sus familias.
Anoche llegué a casa exhausto y emocionado, pero satisfecho por haber aportado mi pequeño granito de arena a la causa. A todos, muchas gracias.
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