martes, 20 de diciembre de 2011

NAVIDAD EN GRANADA

A tan sólo unas horas para que llegue oficialmente el solsticio de invierno,  Granada ya se viste de gala para la Navidad. Hace ya algunas semanas que el invernal frío descendía de las nevadas laderas de Sierra Nevada para instalarse en nuestras calles y rincones. Pero me gusta, Granada es una ciudad que sabe aprovechar su gélido invierno como nadie, si uno sabe cómo acicalar su cuerpo con ropas y abrigos dignos de las temperaturas que rozan el 0º en las varillas de los termómetros.

Aún así, me encanta llegar a esta ciudad y pasear por sus calles en Navidad. Con guantes aferrados a mis manos, y la bufanda tapando las orejas y la boca, se me hace irresistible disfrutar de sus antiguas y angostas calles, mientras el vaho empaña las gafas de un sol, que se hace cada vez más escurridizo una vez consumidas las horas del mediodía. Y digo engalanada ciudad, porque a pesar de que la decoración e iluminación navideña sean cada vez más austera, Granada necesita poco que decorar. Sus calles y plazas ya son de por sí marco incomparable de postal navideña, sin la necesidad de colgarle bombillas de colores en sus árboles.

En estas fechas, el raso frío invernal azota duramente los cimientos de la Torre vigía de la ciudad sobre Santa Ana, y aunque los pasos por Plaza Nueva se hagan insoportables a ciertas horas de la noche, compensa con echar la vista hacia arriba, donde se encuentra la Vela empedrada que gobierna majestuosa la suerte de los granadinos. Y qué me dices, de pasear por el Realejo en estas fechas y oler a chimenea, el humo que asciende de los tejados de la antigua judería granadina dan un ambiente cálido para el que pasea por sus ceñidas calles de alquería.

El bullicio de sus céntricas calles alegran la ciudad en estas fechas, a pesa de que cada vez más, la gente se aleje del centro de la ciudad para realizar sus compras navideñas, el centro siempre es un hervidero del ir y venir de aquellos que buscan el regalo perfecto para familiares, amigos o parientes. Uno se detiene ante cualquier rincón soñoliento que a pesar de no haber sido decorado para la ocasión, muestra su belleza escondido detrás de cualquier calle principal o plaza abarrotada.

La ciudad está lista para la llegada del que será su Mesías, la Navidad está en Granada, y con ella la ilusión de miles de granadinos esperanzados de que muchas cosas cambien a partir de este año, que pronto nos alumbrará con su llegada. Cómo no detenerse frente al olor de castaña asada, o hacer una parada al final de la tarde para disfrutar de un calentito chocolate con churros en plena Plaza Bibarrambla. El brillo de las luces dan color a sus plazas, y el belén gigante de San Eloy anuncia que la Navidad ha llegado, y no quisiera yo pasarla en ningún otro lugar que no sea en esta ciudad, en ningún otro sitio, que no tenga por nombre Granada.


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