miércoles, 26 de septiembre de 2012

EN LA OSCURIDAD DE TU SILENCIO



En la oscuridad que envuelve tu Silencio, me cobijo bajo el cielo estrellado de una noche de primavera que sabe a madrugada de luna llena. El resplandor tenue de tus achones se disuelve al azar entre la espesa negrura de un infinito incierto.
 
 Clavado en taracea, el tremebundo silencio de tu muerte se apodera del sentir de un pueblo como de si de un tajo de guadaña se tratase, y se hace eterno. En esa oscuridad que tamiza tu rostro, siento como si en mi interior el corazón rezara  pausado, imponiendo un velo de olvido a las miserias y agonías que laten normalmente alojadas en mi cabeza.
 
Escondido en esa oscuridad que envuelve tu Silencio, me siento tan cerca de la paz como fuera posible encontrarse, estando con la vida y la muerte tan cerca, porque no olvidaré jamás, que tras esa noche de Silencio y oscuridad emergió de sus días mortecinos y revivió como un bancal de amapolas con el agua de abril.
 
Esa misma madrugada de pasión, un manto de niebla espesa había caído desde la muralla roja y conspiraba con el amanecer para insuflarle color a la tenue noche, aquella en la que te conocí por primera vez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario