Dentro de menos de 24 horas echarán a rodas las bolas de la suerte, esas con las que todos soñamos porten nuestros números y nos hagan un poquito más felices estas navidades. Porque no nos engañemos señores el dinero no da la felicidad, pero la facilita y más en los tiempos que corren. Así que muchas de las personas que nos sentaremos el día 22 delante del televisor o de la radio a seguir el sorteo, tenemos ese pellizquito de ilusión de que algo nos toque, aunque sean las pedreas, que para eso están. Aunque a decir verdad lo que uno va buscando de esos cantores niños de San Ildefonso es que canten nuestro número, ese que compramos en el lugar más recóndito que pudimos cuando nos fuimos a una casa rural en el puente de diciembre, o el que llevamos en la cofradía, ya que como te quedaste con lo que sobró del taco vas cargaito de ese número.
En fin, que muchas de las ilusiones de que éstas navidades sean perfectas no pasan por que nieve en nochebuena, o de que el soltero de turno pille cacho en nochevieja, sino de que salga premiado alguno de los muchos números que llevamos para la lotería, eso sí, si puede ser que toque en el que has jugado un décimo, nada de que vaya a tocar la típica papeleta que compraste por compromiso a la APA del colegio del niño de tu vecino para que se puedan ir de viaje de estudios.

Pero bueno, a pesar de lo poco que siempre me ha gustado este día, ahora ya tenemos un motivo para despertarnos con ilusión y alegría, y es que esos desayunos que haremos históricos en el León, con sus papas, su jamón y sus huevos, hacen del día del sorteo una ocasión especial para juntarse con los amigos, felicitarnos las fiestas e incluso para cantarse unos villancicos. Y en este entorno tan idóneo, si al final no toca nada en el sorteo, diremos como siempre para nuestro consuelo, por lo menos tenemos salud...
Suerte y felices fiestas a todos!!!
Luego no quieres estar gordo chino
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