lunes, 21 de noviembre de 2011

EL PARAGUAS DE LA VERGÜENZA

Cuando en la tarde-noche de ayer la mayoría de la población de este país se sentaba ante el televisor o junto el transistor para seguir los más que evidentes resultados electorales, algunos preferimos evadirnos de tanta información política para entretenernos con algo tan básico como el fútbol. A pesar de la intempestiva hora del partido y las malas condiciones climatológicas nos enfundamos el chubasquero y miramos al cielo rogando un poco de tregua allá arriba. Pero la noche no pudo ir peor, a algún descerebrado se le ocurrió fastidiarnos lo que se preveía como uno de los partidos más vibrantes que hubiésemos visto esta temporada. Después de una soporífera primera parte, el Granada C.F. consiguió superarse a su mal juego y al gol en contra recibido, justo cuando marcábamos el segundo gol dándole la vuelta al partido, cuando celebrábamos con Martins el gol dedicado a su hijo enfermo, un malnacido decidió que hasta ahí llegó la fiesta.


Él solito se encargó de fastidiar un partido que por fin empezábamos a tener ganado, justo cuando la gente estaba disfrutando del equipo, cuando la afición empujaba hasta quedarse sin aliento. Pero tirarle un paraguas al linier no es animar, no es querer estos colores, no es dejar en buen lugar esta ciudad. No defiendo para nada la violencia en el mundo del deporte, y mucho menos en mi ciudad, estamos cansados de observar cómo unos cuantos desgraciados se limitan a dejar el nombre de nuestros equipo por los suelos, no es la primera vez que ocurre en nuestro campo algún acto vandálico y espero que este sea un punto de inflexión para que algunos mediten y hagan acto de conciencia, y con ello me refiero a algún sector de la afición y a los propios dirigentes del club, que tantas veces toleran con sus actos muchas de estas acciones.

No quiero culpar directamente a la famosa Sección Kolokón, pues según informaciones recientes, no es un componente de la misma el responsable de tan deleznable acto. Pero me da igual si es marroquí, menor de edad o si pertenece a un centro de acogida, como se ha dicho por parte de los dirigente del club justificándose, esto hay que evitarlo, hay que pararlo ya. Desde el club se tienen que tomar medidas para que esto deje de ocurrir en nuestro campo, y si la Peña Sección Kolokón está en contra de estos actos, lo cual todavía pongo en duda, que sepan qué gente se sienta con ellos, quién jadea con ellos y quién tira paraguas a los árbitros escondido entre ellos.


Hemos tardado treinta y cinco años en volver a estar donde estamos para que cualquier desgraciado venga de esta forma a mancharlo. Esta no es la manera en la que queríamos volver a la máxima categoría, llenando portadas por actos violentos en el campo, queríamos volver siendo protagonistas por nuestro juego, y no en el papel de villanos. Este detestable personaje ha dejado los colores del club y su escudo por los suelos, el nombre de la ciudad a la altura del betún, y a la afición rojiblanca con la peor imagen posible.

¿Porqué más de veinte mil personas que llenan Los Cármenes cada domingo, tienen que pagar los actos de algunos violetos? Estamos cansados de vernos en los medios de comunicación siempre por lo mismo, que si las lunas rotas de los autobuses, que si peleas con las aficiones rivales, que si paraguazos a los linieres, hasta aquí hemos llegado, debemos poner freno a estos actos vandálicos que no paran de ensuciar nuestra imagen  y nuestro nombre.

A ver cómo le contamos a la multitud de niños que invaden nuestro campo cada domingo, que el partido del que estaban disfrutando ha sido suspendido porque un desalmado ha buscado ser protagonista del encuentro, fastidiándonos al resto. Estas acciones no son de las que queremos que aprendan nuestros hijos cuando los llevamos al fútbol. Esto no es fútbol, sino delincuencia juvenil, esta gente no nos representan, los colores rojiblancos son otra cosa y representan otros valores.

Somos un equipo humilde, y nos cuesta muchísimo conseguir los puntos, por ello, no comprendo  cómo se le ocurrió hacer lo que hizo en ese dulce momento. Ahora toca esperar la decisión de los órganos de violencia deportiva, y que sean benévolos, pero mucho me temo que no será así. No somos un grande del fútbol, por lo que no le importamos a nadie, seguramente quieran dar una lección al resto del fútbol español a través de nosotros. Lo más seguro que nos cierren varios partidos el campo, por lo que si la afición rojiblanca quiere ver a su equipo jugar, durante un tiempo tendremos que desplazarnos varios cientos de kilómetros para ello. ¿Quién va a pagar eso? ¿El subnormal que tiró el paraguazo al campo? Debería, pero me temo que no va a ser así, por lo que el resto tendremos que seguir pagando la subnormalidad de algún desgraciado.

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