Por fin el sábado asistimos al pistoletazo de salida de esta corta pero intensa carrera hacia la Semana Santa 2012. Con la igualá en la Hermandad de La Cena, comienza lo que viene a ser mi particular camino hacia esa semana tan añorada. Fue una jornada propicia para reencontrarme con viejas caras conocidas, amigos y algunos seres queridos que pululaban por la acogedora Casa de Hermandad en pleno corazón del Realejo. La igualá se desarrolló sin novedades, simplemente para cerciorarnos en qué palo habitábamos cada uno, y hacer recogimiento con los nuevos que se acercaron hasta allí para poder probar suerte con una oportunidad en el "9 palos del Realejo".
Por fin pudimos disfrutar de una cálida chala cofrade, de comentar detalles técnicos sobre levantás y formas de andar, soñamos con los designios que nos deparará la futura Cuaresma, y nos envolvimos entre el cariño de la gente que allí nos presentamos. A partir de ahora, comienza una carrera de fondo en la que nadie sale victorioso, sólo nuestro placer por hacer algo que tanto nos gusta y apasiona, por entender la fe de una manera distinta a la convencional, por compartir tantos y tantos momentos rodeado de gente a la que apreciamos y queremos.
Llega el tiempo de desempolvar las zapatillas que guardamos bajo la cama durante todo el año, de planchar aquellos costales que permanecieron doblados junto a pantalones y camisetas caracterizadas con escudos cofrades. Es la hora de ponerse en forma, de estar preparado para el desgaste que la madera provocará en nuestros todavía tersos cuellos, llegarán los ensayos, y con ellos la callosidad que arreciará la piel poco a poco. Hemos de ir sacando brillo a nuestras medallas, y de pensar en clave de pentagrama costalera, para recibir con entusiasmo la Cuaresma venidera.
Es hora de dejar de soñar despiertos con fajas y riñoneras, de escuchar entre sueños el rachear del esparto sobre el asfalto, por fin se acerca nuestro tiempo, y con el, las esperanzas que tuvimos puestas durante el año. Dejaremos de escudriñar vídeos por Internet para vivir por fin aquellos de los que seremos auténticos protagonistas bajo los faldones de nuestra pasión. Ahuecaremos las morcillas para que estén listas llegado el momento.
Ha llegado la oportunidad de desempolvar las herramientas de nuestros sueños y anhelos, de sentir la madera crujir sobre el cuello, de experimentar sensaciones ciegas bajo el peso de las vigas y los sacos, de apretar los machos, erguir la cadera y apretar los dientes a la madera. Es la hora del trabajo y el esfuerzo, de fijar la ropa fuertemente a la frente y de sentirte otra vez costalero. Agárrense fuerte señores, porque comienza lo bueno.
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