Parece mentira que hace tan sólo unos meses tuviésemos la sensación de que el año se eternizaba en el calendario, que las hojas del mismo nunca caerían, pensábamos que una Cuaresma ifinitiva nos engulliría para jamás vivir la Semana Santa. Pero finalmente no ha sido así, llegó como llega siempre, los días se consumieron cada vez más acelerados hasta adquirir una velocidad vertiginosa que ha hecho que nos quedemos a tan sólo unas horas del comienzo de todo lo bueno, sin apenas darnos cuenta se habrá consumido la Operación Palmera, Santo Domingo habrá retranqueado a todos sus santos, el Despojado habrá decorado el León con sus melodías etéreas, y en los rincones más cofrades de la ciudad se habrá borrado el cero. Y entonces, la primavera ejercerá de anfitrión al paso del Domingo de Ramos por cada rincón de nuestra Granada.
Es cuestión de horas, el tiempo se consume como un cirio que va marcando el final de la vida de Misericordia, es tiempo de sol, de plumas y de palmeras, tiempo de campanas redoblando, de rampas racheadas, de canastos y dorados. Tiempo de palios a la vera del Genil y del Darro, tiempo de empedrados, de cuestas sin fin, de misterios armaos y de tambores templados. Se acerca ya de frente el momento de la verdad, la penitencia y la cera quemada, se acerca el izquierdo, el costero y la bambalina, la cruz y la piedra.
Ya no hay marcha atrás, la llegada de Jesús montado en una Burra se torna inminente, entre nosotros cenará, orará, será humillado, sentenciado y crucificado, y ante todos morirá para luego ser resucitado. El tiempo se agota, la pasión y la fe se vuelven Zaidín, Realejo y Albaycín, nuestros rezos llevarán costal, la oracion corneta, y todas nuestros deseos se encomendarán en alguna Iglesia. Durante ocho días ese mismo tiempo se parará, nos hará olvidarnos de los problemas, escapar de la cotidianidad, sentirnos por fin cristianos y encontrar nuestra propia personalidad, aquella que vendrá en forma de capillo, esparto, trompeta o costal.
Es el tiempo que se consume para dar lugar al cirial, al muñidor, a la pértiga o al llamaor, será tiempo de estampas, de estrenos y de tribunas novedosas, de mirar al cielo, de hacernos eternos en la Catedral, de sentirte costalero, de olor a incienso, a naranjo y azahar, porque por fin se acaba el tiempo, por fin llegó nuestro momento.
Feliz Semana Santa a todos, y que todos vuestros sueños se hagan realidad en este tiempo de Humildad.
PREGONERO,PREGONERO,PREGONERO,PREGONERO...........Ole el sentimiento cofrade.
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