Quedan sólo 17 días para la llegada del Viernes Santo, 17 días para que la resaca que dejó el Silencio en la madrugada dé paso, con la aparición de los primeros rayos de sol, al Viernes de Pasión. La ciudad se viste de luto, y engalanada para tal ocasión acude esperanzada a la plaza donde todo ocurrió, el mismísimo Campo del Príncipe, pulmón realejeño, se convierte en Calvario ante la presencia de miles de devotos para acompañar en Soledad a la Madre que desde Santo Domingo llora sin consuelo. A las tres estará presente, para orar junto a su cruz al Señor de Granada, enhiesto en piedra está encaramado, y su muerte llega con toque de corneta a las tres de la tarde de un Viernes Santo. Tres Favores bajo oración serán solicitados al mismísimo Cristo crucificado que en el Campo está instalado, la Soledad que le acompaña durante el año se convertirá en Madre que a los pies de su Cruz llora con un paño de lágrimas en la mano.
Tan sólo 17 días para que la renovada Avenida de la Constitución reciba al cortejo ferroviario. La Buena Muerte de Cristo crucificado y con cuatro hachones de cera iluminado, buscará Tribuna en Ganivet abriendo paso, para que su Madre bajo palio reparta Amor y Trabajo en estos tiempos tan arduos. Y será entonces, donde desde un espectacular conjunto monástico, cobijo del arte en San Jerónimo, Jesús al Sepulcro será Trasladado, el cual será anunciado con toques de trompeta por las Chías, y la belleza del pálido rostro de Soledad, contrasta con el magnífico manto bordado de tristeza que detrás de la candelería va mostrando. Y allá en Plaza Nueva en féretro será portado, y así de forma oficial la Soledad en el Calvario y el Santo Sepulcro en madera tallado, por las calles de Granada procesionarán, para así poder ser enterrado.
Y a la vera del río Genil, el inmenso porte de Cristo crucificado Expirará con la mirada puesta en Dios Padre, mientras el rostro de Mayor Dolor de su madre se reflejará en las aguas del río, para así cruzar el puente entre bambalinas y bajo palio, que para eso es Reina de Roma y Reina de los Escolapios. Y a la tarde de dicho Viernes Santo, la devoción de un barrio por Favores se transforma en madera para ser procesionado. Y no hay ojos para otra esa tarde en el Realejo, la Misericordia de su Madre paseará con elegancia y esplendor sin dejar un rincón por perfumar de los aromas que emanan de su paso. Viva el pueblo greñúo por excelencia, que profesan amor por su cofradía, y se desviven por su Virgen engalanada a base de gritos y olés, y de saetas flamencas que hablan de devociones coronadas.
Y allá por Sevilla, tan sólo 17 días para poder ver otra vez al Cachorro salir de Triana, cruzar el puente, y repartir penitencia con su última mirada. Desde allí le seguirá su vecina de la O, que con cruz Nazarena seguirá el rastro dejado por Patrocinio para fundirse en un solo cortejo trianero. Desde el Arenal la Carretería se pone en la calle, mostrándonos uno de los misterios más completos e impresionantes de entre todas sus cofradías, y acompañando a Montserrat se producirá con gesto acompasado de misterio la Conversión del Buen Ladrón. Y bajo escolta de dieciocho ciriales, la Piedad de María se oculta en Sagrada Mortaja de Cristo una vez que ha sido descendido de su cruz ante la angustiosa mirada de aquellos presentes que lo amortajaron.
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