Las calles de tus entrañas suspiran noches de pasión,
el empedrado de tus rincones simulan
el amor de un pueblo a tus sentidos,
quisiera vagar eternamente entre balcón y balcón
de tus viejos edificios,
entre geranios y rosas que perfuman
tus bellas plazas y pequeñas avenidas,
y entre callejuelas con olor a incienso
quisiera permanecer para siempre.
El discurrir del tiempo en tus fachadas
hizo embellecer tu cara,
las campanas de tus iglesias
anuncian al viento entre repiqueteos
el arte de tu gente y sus sentimientos,
morir en tu regazo sería una bendición del cielo,
morir aquí, sería lo mejor que podría pasarme,
Realejo.
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