Me encontraba yo en la madrugada del Miércoles Santo en la Plaza de San Martín de Sevilla dispuesto a ver la recogía de la hermandad de La Lanzada, cuando tras la imponente levantá del misterio, el paso se disponía a hacer entrada en la plaza para iniciar así la recogía en su templo. Pues bien, tras esa levantá la abarrotada plaza se sumía en un silencio absoluto, y con la única iluminación que aportaban los cirios de todos los hermanos nazarenos que se encontraban ya en la plaza y de la propia luz que emanaba de los guardabrisas del paso de misterio. Fue entonces, cuando empezamos a escuchar unos sones que poco a poco fueron inundando cada rincón de aquella bella estampa, iniciando a la vez su andar aquella afilada lanza, sobre un caballo zaino que acosaba el torso de Jesús crucificado.
Recuerdo como mi compañero y yo nos miramos ante aquello que atentamente escuchábamos, era la primera vez que escuchaba en directo la marcha Mi Madrugá, y conforme iba sonando nos dejaba perplejos, magnífica interpretación de la Banda de Tres Caídas por supuesto. Cuando la marcha iba cogiendo cuerpo después de su suave comenzar y las cornetas rechinaban hacia el cielo, podía parecer en un principio que esa marcha no iba con ellos, pero la lucha que mantenían los costaleros con ese majestuoso paso provocaban una estampa que nos dejó a todos los presentes anonadados, como si los sones que resoplaban y los tambores coordinadamente perfectos intentaran impedir que esa lanza volviese a clavar al hombre que estaba postrado en su cruz sin escapatoria ante la mirada atenta de Longinos.
Fue la primera vez que escuché esta marcha en direco, y tengo que decir que me encantó, por su interpretación magistral y porque el enclave que se dio fue perfecto, por eso he de decir que mi madrugá empezó aquel Miércoles Santo. Aquí os dejo un vídeo en el que se muestra ese pedazo de misterio con la marcha Mi Madrugá, aunque bien es cierto que no recoge el momento descrito, seguro que podeis haceros una idea.
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